martes, 22 de abril de 2014

Volví.

Hoy quiero hacerles dos invitaciones: la primera consiste en dejar de leerme si les parece ofensivo y/o agresivo mi manera de contarles qué pasa en mi vida, permítanme explicarles el por qué: en un acto de "prudencia" de mi parte dejé de escribir por tratar de no afectar a nadie en el proceso de mi divorcio. Sí, MI divorcio. Bueno el día de hoy con mucho orgullo puedo decir que las únicas tres personas involucradas en este asunto estamos en paz, y justo en esa línea de respeto me voy a mantener, de tal manera que lo único que pido a cambio es lo mismo. No espero comprendan mis motivos, no espero se pongan en mi lugar, este es un espacio abierto y como tal los invito a mantener abierta la mente, si es que deciden seguir leyendo.
 
Y la segunda es: no crean todo lo que leen en las redes sociales, un perfil de Facebook, una cuenta en twitter, incluso un blog, está cien por ciento sentenciado a ser visto, leído, procesado, llámenle como quieran a la percepción del receptor, no del emisor. Lo cual puede o no cambiar por completo la perspectiva de quien trata de transmitir el mensaje. Nunca pierdan de vista eso, al prestarte a abrir cualquier perfil en la red te prestas a ser juzgado, es cierto, y más si como yo deciden exponer de esta manera sus emociones, pero también al volverte juez no puedes ignorar que cualquier enunciado o incluso una fotografía va a depender de la manera en que tú estás decidiendo verlo. Los seres humanos somos tan complejos que es imposible asumir que la forma de percibir mi entorno sea la misma que la de cualquier otro.
 
Quizá parezca extraño que cuando la tendencia de mis entradas haya ido siempre encaminada a cómo me siento, a cómo he pasado por esto, la verdad es que no lo es. Si algo he aprendido es a defender mi punto de vista, y no ha habido una sola palabra que hay en este blog que no sea mi manera de procesar todas estas emociones. No estoy enojada, no estoy agresiva, no estoy a la defensiva. Ésta soy yo, y soy la que se pinta la boca para sentir seguridad, y soy la mamá que daría su vida por la felicidad de mi hija, y soy la que siente frío, y soy la que ríe, llora, se enoja, se frustra, ama, odia, habla, escucha, y soy la que hoy les pide respeto y tolerancia, mismo que yo siempre estoy dispuesta a dar.  
 
Es todo, volví.
 
 
Buenas noches,
Nuria