jueves, 21 de agosto de 2014

Nurinha do Nacimiento. Parte II.


Evidentemente no me iba a atrever a escribir sin haber cumplido mis tres objetivos. Señores ¡lo hice! Broncee mi trasero jamás tocado por el sol, me tomé una cerveza dulce- oscura (una situación rara) en un bar y pasé una tarde con ocho extraños que me divirtieron mucho.

¿Cómo lo hice? "Lo ves... y lo consigues". No, Bul me dice necia, yo creo soy perseverante. La primer experiencia confieso fue liberadora, aunque para serles súper honesta nada fuera del otro mundo. Estas playas son un culto al cuerpo y por tanto sólo fue una gran experiencia para mi, el resto de la playa ni lo notó. Y más porque cometí la puntada de pasar alrededor de una hora en una de las pocas zonas gay, si no es que la única, de tooooda la playa de Río de Janeiro. ¿Cómo?: ¡Fácil! Al tercer día de hacer el mismo recorrido, más o menos ubicas dónde es donde hay más gente y como era un día extremadamente soledado la playa triplicó su audiencia y los monumentos mejor esculpidos estaban ahí, lo siento, que impresión de cuerpos; músculos que sabes tienes, pero jamás notas, pues a ellos se les ve hasta el funcionamiento. Así que decidí no tomar mi libro que dicho sea de paso compré en el aeropuerto y ¿porqué no? es el tercer tomo de una trilogía que evidentemente no he leído, pero bueno, decidí posponer la lectura para evitar llanto con tremendos caballeros y cuando la sed me llamó y me levanté por una cerveza, fue inevitable notar las banderas multicolores y caí en cuenta que obviamente estaba en zona gay. Pffffff era de esperarse que mi blanco trasero al aire no les causó la más mínima emoción. Sin embargo, me sentí en mayor libertad de ignorar los dobleces de panza que se hacen al sentarse en posición de flor de loto y me dispuse a observar y ocasionalmente sonreír a quien por casualidad de ubicación reconocía mi existencia.

Una vez que se ocultó el sol, volví a mi vestimenta turista y tomé un taxi al barrio de Santa Teresa, un lugar precioso, donde algún día viviré. No están para saberlo, pero cuando por casualidad llego a enloquecer, digo que voy a dejar todo y me vendré a vender cocos a Brasil, así que ya saben ahí me pueden encontrar si algún día de verdad cumplo ese arranque. Y post mil hermosas fotografías dije ¡¡¡aquí!!! Aquí me sentare y tomaré una cerveza porque soy un adulto capaz de beber sólo por placer, (que no se confunda con alcoholismo porque ese es otra entrada completamente diferente) para festejar mi casi cumpleaños. Y así rodeada de mucha gente mayor tomé mi vasito y a beber. Un inesperado sabor dulce me tomó por sorpresa, una cosa rara, muy rara, pero lo hice. Y como estamos en modo económico y había desayunado sólo cereal Nesfit evidentemente, tenía un poco de hambre y decidí tomar ventaja de mi espíritu aventurero para probar comida típica brasileña: feijoada, cuyos ingredientes son frijoles y carne de puerco en salazón, arroz, una especie de quelites y farofa (harina de mandioca). Al final una naranja, ¿por qué? no tengo idea, pero así se come. Todo se mezcla y es una bomba literal estomacal. Misma que un día después sigo pagando.

Tras una terrible noche, hoy mi rodilla izquierda se unió al paro con mi estómago y decidí no ir en contra de mi ser y solamente ir a la playa a leer. Grata sorpresa fue que al caminar un trío de argentinos que jugaban con un balón me abordaron para hacerme plática. Un par de tragos de frenet con coca, caipirinhas, cerveza, coco con cachaza y Jack después, me terminé enterando que estaban ahí porque iban a la despedida de soltero de Nicolás que finalmente no se casa porque se separó de su prometida hace un mes y ya no pudieron cancelar el viaje, que el grupo completo incluía a otros cinco individuos y si hablan entre ellos difícilmente se les entiende otra palabra que no sea "boludo" y se conocen desde que iban en primaria, que no hay cocos en Argentina, que para ellos México es sinónimo de tequila, chile y cocaína (pequeño error de nuestro amigo Martin que juró que Pablo Escobar era mexicano), que la situación económica está bastante compleja, que la palabra "coqueto" es imposible de explicar, y que cuando dicen "chupame un huevo" dicen que sólo es uno porque no se habla con la boca llena, y mejor aun que cuando se lo dicen a Jhonny le tienen que decir "chupame EL huevo" porque sólo tiene uno y lo mejor de todo fue que yo por fin hablé mas de 20 minutos con alguien en un idioma que pude entender y reí y reí muchísimo.

Así terminó mi día hoy. Cenando un sandwich de queso panela que mi estómago aun no estaba listo para recibir y sin conocer Río de noche porque me temo la rockstar que vive en mi prefiere bailar "Chandelier" de Sia con mi princesa en la sala de mi casa en lugar de arriesgarme a buscar samba en un lugar donde definitivamente no conocen mi chiflido de salvación.

Siguiente parada: Chile.

Buenas noches.
Nuria.




































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