miércoles, 24 de diciembre de 2014

Navidad 2014.

¿Qué tendrá la Navidad que a todos nos trae un poco de nostalgia? ¿Será que al hacer recuento de lo que ha sido del año tratamos de hacer cierres y mientras más se acerca el año nuevo tratamos de hacer borrón y cuenta nueva?...

En general para mi fue un buen año. Más estable emocional, económico, amoroso, de todo. Mi preocupación primordial, Emilia, está bien, pasa por la etapa de cualquier niña de 4 años de berrinche, drama, tratando de no ser bebé ni ser niña grande (a menos que ello represente conveniencia), cada día es más independiente y curiosa... Creo que cada día le caigo un poco mejor aunque sin dudarlo prefiere a su papi. Creo es una cuestión de que "es el hombre más guapo del mundo" o al menos eso es lo que ella afirma. Bueno, reconozco es muy divertido, más que yo. Sin embargo ahora me pide mucho más jugar con ella, leerle cuentos, usar mis zapatos, en general estoy dejando de ser sólo su proveedora de necesidades básicas para convertirme un poco más en alguien con quien le gusta pasar el tiempo, lo cual me llena más que cualquier otra cosa en el mundo. Nunca me va a dejar de sorprender cuánto amor se puede sentir por alguien de forma tan desinteresada, tan pura, sin de verdad ni medir ninguna consecuencia. Sin temer a las consecuencias. Como sea mi princesa está bien. Y por lo tanto, yo no podría estar mejor.

Tengo una familia nuclear para morirse, mis papás son las personas más ecuánimes, nobles, tranquilas, respetuosas e inteligentes que conozco. Seguro que difícilmente llegan a coincidir en las decisiones que tomo, pero jamás ha habido un sólo juicio de su parte, si no todo lo contrario ellos son los pilares que me sostienen como persona. Y no sólo son los mejores papás, son los abuelos que cualquier nieto quisiera tener.  Mi hermana... Ella necesita todo un blog de mi parte para que yo llegara a explicar todo lo que es y representa para mi. Mi hermana simplemente es mi todo. Es curioso, somos dos personas completamente diferentes, en forma de ser, vernos, vestir, percibir la vida, carácter. No nos parecemos prácticamente en nada pero no hay persona en el mundo con el que yo podría enfrentar mejor la vida que ella. Mi cuñado, por el contrario,comparte conmigo muchas cosas, somos muy parecidos, normalmente coincidimos en opiniones y gustos y desde el día que decidió ser parte de mi familia se llevo gran parte de mi corazón. Mis tíos Ale y Paty que siempre me adoptaron, también son parte fundamental de mi mundo, son personas a quien admiro con todo mi ser y mis primos Sam y Ax que fueron mis compañeros de juego a quienes amo con cada milímetro de mi ser son parte de mis pensamientos diarios... ¿Qué puedo decir?.

Mis amigos... Mis amigos hacen que mi mundo tenga color. Así de simple, no importa el tiempo que lleve de conocerlos, mucho o poco son las personas que me devuelven a la tierra y me ubican como mortal. Ellos hacen de mi mundo no importa que tan gris lo perciba, un lugar llevadero, fácil de habitar. Un lugar donde puedo coexistir y ser yo, sin exigir, sin pedir, sin medir. Simplemente somos nosotros y lo entendemos y lo sabemos. Y hemos llegado al punto en el que estamos conscientes que nuestras diferencias son lo que nos permite estar en movimiento, funcionar como un engrane a velocidad que a todos nos funciona. Y por eso los amo con todo mi corazón. 

Comparto mis dudas, cuestionamientos, deseos y futuro con alguien con quien definitivamente también es pilar en mi vida...

Tengo prácticamente el trabajo ideal para muchas personas, y sobre todo a los compañeros y jefes ideales. He pasado por muchos trabajos pero nunca como el del día de hoy. Son lo mejor, aún a pesar de muchas cosas somos una unidad y al final una familia, normalmente disfuncional, pero familia al final. 

Este año para mi fue de transición, de adaptación. Altas y bajas como siempre pero el sol nunca dejó de salir para mi, y definitivamente soy una de las personas favoritas para dios. De eso no tengo duda, sigo conociendo gente que me sigue sorprendiendo, que me hace sonreír y me hace descubrir cosas que no sabía tenía dentro de mi. 

Como sea. Feliz Navidad. De corazón lo que más les deseo es que estén rodeados de por lo menos la mitad de lo que a mi me rodea. Que puedan voltear y encontrar una sonrisa como yo siempre la encuentro. 

Ahora sí, ¡a comer! Y no más "Riviera Mayas" for me.
¡Buena tarde!,
Nuria

martes, 23 de diciembre de 2014

Estimado Señor Claus...

Querido Santa Claus:


Creo que es importante que tu y yo antes de cualquier petición mía, pudiéramos tener un encuentro en alguna cantina de tu preferencia. Simplemente es una invitación, porque no creo que tenga la suficiente labia para encantarte y/o convencerte vía escrita sin necesidad de negociar mi "buen comportamiento" durante este año; y si algo he aprendido es que el alcohol es un facilitador de negocios. Si y sólo si, porque las personas, copas más copas menos, van perdiendo capas al ingerir alcohol, y esto permite cualquier clase de acercamiento con el ser ajeno. 



Creo absolutamente imperativo que tomemos un par de tragos para que yo pueda pedirte lo que sea para conseguir todo lo que deseo para mañana. (O quizá quizá sólo busco un pretexto para no sentirme mal por querer seguir mi pseudo fiesta post cena con anís). Cualquiera que sea el caso, considero importante que tengamos una plática entre los dos y me expliques ¿qué es lo que consideras tú como portarse bien?.



Te voy a decir algo, creo este año mi saldo ha resultado a favor, y definitivamente merecería un gran bono por mi excelente desempeño. Si fuera el caso dónde algunos de mis maestros me llegaron a preguntar: ¿qué calificación merezco? Definitivamente consideraría un 9.5, ¿por qué no el 10? Porque creo que es una vanidad innecesaria y para volverme un ser excelente e impecable, aún me falta rato por recorrer y la verdad es que no me interesa ser intachable. Me divierto muchísimo más que muchas personas que conozco y aunque también la paso peor que muchas otras, al final prefiero mil veces ser yo, que saber que merezco un 10.



Ahora bien, si hacemos una encuesta sobre qué considera la gente que me rodea... Pues ahí es donde yo termino de cerrar el trato contigo antes de que escuches opiniones ajenas. Así que te invito a escuchar mi versión de cualquier hecho o circunstancia que se haya presentado y así evitarnos papeleo indebido. 



Santa, sólo quiero estar en buenos términos contigo para que podamos llegar a un ganar- ganar sin que pierdas tiempo y termines de entregar los regalos de mi bebé. 



Sin más rodeos: renuncio definitivamente al wrangler unlimited sahara y a la petición de tener varias cuentas bancarias con muchos ceros, a cambio de comprometerme a trabajar mucho por conseguirlas por mi propia cuenta. Sin embargo exijo terminantemente que la nueva costumbre de Emilia de no decirme "mamá" y llamarme por mi nombre de pila sólo sea una fase, porque confieso que el "Nuria" sólo no me perturba escucharlo de una persona y definitivamente no es ella.



Te cambio la mansión tipo gaviota por no subir los kilos reglamentarios de la semana de Navidad. Juro que no es mi culpa estar en un lugar dónde se le de preferencia a las hamburguesas y papas que al consomé de pollo y atún en lata al que mi atlético cuerpo está acostumbrado a ingerir. Creo es un gran deal. No sé, considéralo, aunque de verdad esto ni siquiera debería ser parte de la negociación y simplemente debería ser un hecho sólo porque si neta estas viendo todo el año, dominas el esfuerzo que hago casi diario por ejercitarme aún a pesar de mis circunstancias laborales y sociales y no se vale que por genética en una semana todo se vaya al carajo... Siento, pero va, te lo dejo a consideración. 



Y por éste no te voy a dar nada a cambio porque es lo único que realmente deseo con todas mis fuerzas: que me ayudes a superar todos los límites que me impongan. No me refiero a que mágicamente los elimines, te pido (sin afán en convertirte en San Juditas) que me des paciencia y energía para pasar por encima de ellos. No por un gesto de bondad de tu parte o de necedad mía. Si no porque de pronto estoy cansada de luchar contra marea y de demostrar cosas. Y me gustaría por primera vez no jugar con condiciones y simplemente ser, así sin más. 

¡¡Ahhh!! Por poco se me olvida... Acepto sin repelar el anticipo para esos implantes de los que hemos platicado con anterioridad... ¡Ambos sabemos que no me caería nada mal!. Cuestión de balance corporal, que no se confunda con vanidad.


Creo es todo Santa, tienes mi teléfono, sabes dónde vivo y espero te guste el gansito y la leche que te dejamos. Para el próximo año prometo cambiar la leche light por el trago de tu preferencia. Considéralo un hecho. 



Buenas noches, 

Nuria. 


















miércoles, 3 de diciembre de 2014

Sauna.

La constante sensación de estar dentro de un sauna estos días ha sido un martirio. Y que cada que alguien me dice algo que ligeramente no me parece correcto sentir como un chorro de agua helada sobre la espalda.

Hoy descubrí que lo que me molesta del vapor no es precisamente el calor como siempre pensé, o sentir las gotas de sudor recorriendo despacio mi piel o incluso la sensación de humedad que siempre me ha parecido desagradable. Lo que realmente me molesta es la angustia que me genera que mis músculos se relajen demasiado y sentir que no tengo la suficiente fuerza para levantarme. El irme sofocando lentamente y que el vapor me nubla la vista al grado de decir, no puedo más. Para mi es un ejercicio mental demasiado agotador, mismo que hoy descubrí y decidí no participar más. 

Desconozco la razón del porqué últimamente vivo con molestia y angustia. Mi nivel de tolerancia está en menos diez y creo que he discutido con el 80% de las personas que me rodean. ¿Por qué? Aún no término de descubrirlo. Quizá porque ahora detecto con mayor velocidad la afinidad que puedo tener con alguien o no, qué batallas para mi valen la pena el "gasto de saliva" o las que definitivamente dejo pasar sin menor preocupación. 

Se supone que después de la tormenta hay calma, ¿cierto?. Creo que de un tiempo para acá, me estoy dando cuenta que al hacer muchas cosas a mi modo y al comprarme la idea de que éste es mi barco y quien quiera se subirá y quien esté en desacuerdo lo veo en otro mar, comienza a atormentarme. ¿Será culpa? ¿Miedo a que nadie navegue conmigo? ¿A haber fallado?. 

He tomado decisiones en las que he pasado por alto a muchas personas, mismas que hoy me doy cuenta que les hice daño. No una herida de muerte, claro está, si no esas heridas que duran, que difícilmente se olvidan, que los han hecho el día de hoy tener miradas de recelo conmigo. Un día me dijeron que mi problema radicaba en que nadie nunca me decía que no, evidentemente en ese momento solté una gran carcajada porque me pareció un insulto de lo más burdo, incluso pensé: ¿cómo es que eso pueda ser algo que afecte mi percepción del mundo?. Bueno hoy quiero decir que no es que nunca me hayan dicho que no, simplemente no me gusta escucharlo. ¿A quién si? Y claro que me han rechazado, claro que me han dejado llorando en un coche y se han dado la vuelta, claro que me han dejado esperando en un café, claro que me han plantado un millón de veces, me han corrido de trabajos y he escuchado un: no vales la pena. No vas a poder. Me he quedado esperando un mensaje, una llamada. Para pronto hasta: vete a la verga, me han dicho. Al final no es eso lo que me molesta, es la vulnerabilidad que genera sentirte sin la capacidad de poderte levantar. Sentirte roto. Sin fuerza. ¿Se me está terminando la batería que traía hace seis meses que me juraba intocable? ¿Ya me cansé?.

No es tarea fácil encontrar paz cuando te gotea el sudor, estás a 40 grados, te falta aire y la vista está completamente nublada. No lo es.

Quizá sólo necesito un poco más de paciencia para poder incrementar mi capacidad pulmonar, jalar aire muy fuerte, contraer cada músculo que tengo y finalmente tener fuerza para salir del sauna. Es todo. 

Have a nice life, me acaban de desear, y no me mal interpreten, es lo único que deseo, pero... ¿cómo?.

Buenas tardes,
Nuria. 


lunes, 17 de noviembre de 2014

¿Desde cuándo?

¿Desde cuándo desayuno avena con leche light porque hoy es lunes y entre semana no debo desayunar gordo? ¿Desde cuándo consumo proteína en polvo para balancear mi alimentación porque no hago la cantidad correcta de comidas al día? ¿Desde cuándo tomo glucosamina para mis articulaciones porque es probable que terminen en desgaste mayor de lo que deberían? ¿Desde cuándo uso exfoliantes todos los días y jabón especial para rostro? ¿Desde cuándo mi cabello recibe tratamientos para tener brillo y DETENER mi caída extrema? ¿Desde cuándo limpio mi cara con leche de arroz para humectarla? ¿Desde cuándo el sol me provoca quemaduras de segundo grado y deja mi piel con manchas y pecas? ¿Desde cuándo no ir al gimnasio me provoca culpa? ¿Desde cuándo una noche de fiesta me tumba dos días en cama? ¿Desde cuándo empecé a encariñarme con mis ojeras? ¿Desde cuándo los tacos me hacen daño porque tienen mucha grasa? ¿Desde cuándo prefiero estar en mi casa viendo un partido de americano tranquilamente o ir al cine cuando puedo ir por una cerveza? ¿Desde cuándo me perturba el atuendo de las niñas en el Corona Capital? ¿Desde cuándo la ginebra me provoca agruras? ¿¿¿Desde cuándo me dan agruras???... ¿Soy la única la que está pasando por estas situaciones?

¿Serán signos de la edad? Evidentemente nada de lo que me he cuestionado anteriormente son acciones malas, al contrario, todo va enfocado a sentirme mejor, a verme mejor, a no hacer tantas pendejadas como las hacía cuando salia. No sé. La verdad es que nunca me he visto como una persona mayor, porque normalmente estoy rodeada de gente más grande que yo. Suelo ser la "chiquita", además de que por mi personalidad, la gente tiende a cuidarme. Me gusta pensar que porque me quieren muchísimo y no precisamente porque encuentran fallas en mi sistema de vida, pero no ahondaré en el tema. Entonces si no soy mayor, ni me siento mayor ¿WTF conmigo?.

Les mando un poco de ayuda visual, en este momento estoy sentada en mi cama, con la cama evidentemente tendida ya, porque desperté a las 8:45 en lunes de puente, preocupada porque no fui a mi entrenamiento de hoy, con una mascarilla de avena que comienza a secarse y a jalar mi piel (lo cual me deja máximo 15 minutos más de tiempo para terminar de quemarme públicamente), pensando si debería poner o no pepinos en mis ojos para las terribles ojeras que JAMÁS desaparecen ya...

No es que todo este embrollo de la madurez me esté causando conflicto, he repetido en diversas ocasiones que ahora me caigo mejor, que me gusta más la persona que soy hoy, que me siento cómoda con mi piel actual aunque al sol le guste dejarme marcas, aunque las ligas del entrenamiento me saquen moretones en los brazos y la cuerda me deje de recuerdo los latigazos. Simplemente me sorprende que ahora hago cosas que jamás pensé iba a hacer. La realidad es que si no soy tan ruda como a veces creería, tampoco jamás me imaginé siendo señora de mascarillas, de pronto ni señora me imaginé. Pero heme aquí, divorciada y con una muñeca hermosa que le gusta llamarme "mamá", viviendo "sola" desde hace casi 5 años y tratando de encaminarme al bien comiendo mejor y cuidándome más, aunque las probabilidades dijeran lo contrario.

Es más, ahora que lo pienso, mis amigas y yo jamás fuimos de pijamadas con barnices y mascarillas y hablar de quién nos gustaba como en película gringa, nosotras bailábamos: cadera, cadera, pelazo en círculo (baile que jamás logré muy a  pesar de los millones de intentos de Mema) o a dominar la quebradita con cargadas, situación que también terminaba en muchos golpes frente a los ventanales de casa de los papás de Mansi; nos poníamos guantes y boxeábamos hasta que alguna conseguía parar a las otras dos porque ninguna es precisamente de mecha larga; o de plano nos subíamos a "asolear" a su azotea esperando que no hubiera albañiles que nos alcanzaran a ver. Dominamos el arte de los shots, mismos que ahora no puedo ver ni en pintura o me provocan un ardor extremo que me impide llegar directo a dormir y me obligan a tomar dos alka seltzer para no tener que dormir sentada... Me pregunto de qué hablaríamos si tuviéramos una sesión de mascarillas a nuestros ahora  casi 30 años. O a nuestros 50, u 80.

Así que ¿desde cuándo? no lo sé, pero esta es la nueva yo y me sigo descubriendo y sorprendiendo, y como esto es terapia para mi, creí importante compartir esta nueva faceta.

Comienzo a divagar así que me voy. Y como me dijeron hoy: trust me, as you get to know me... I just get weirder. 

Buena tarde, 
Nuria.


jueves, 6 de noviembre de 2014

Contención.

¿Qué pasaría si pudiera escribir con absoluta libertad? ¿Si pudiera escribir de cualquier persona y cualquier tema sin temor a ninguna repercusión? ¿De verdad tendré algún día el valor para hacerlo sin que me importe qué sucederá al final?

Cuando comencé el blog, la verdad es que no me importaba mucho qué tanto iba a ser bien recibido o no, si la forma en la que de cierto modo sacaba mi frustración afectaría a alguien o no. Todos los problemas en los que me metí por escribir creo que me llevaron al punto de contenerme un poco en la forma en la que ahora lo hago. Simplemente quería escribir y lo hice.

Así como también hice la promesa de desnudar mi persona y la verdad es que no me había dado cuenta de lo complicado que es llegar al punto en el que al hablar de mi, también es necesario hablar de mi entorno, de quién me rodea y la forma en la que me desenvuelvo con ellos. He pasado mucho tiempo cuidando las formas, escogiendo las palabras adecuadas, midiendo los pasos para no lastimar ni incomodar a nadie que creo que en ese proceso perdí hilo de lo que en realidad quiero transmitir. No sé, ¿de verdad la libertad consiste en ignorar las consecuencias de lo que uno puede llegar a expresar? ¿Pierdo autenticidad al no decir por completo lo que pasa por mi cabeza?

¡Que complicado! La verdad es que he aprendido que las relaciones humanas son un tema para discutirse en privado. No me refiero a las relaciones ajenas, y poder criticar como si uno tuviera cabida en los zapatos del otro. Me refiero a las que uno tiene incidencia, no deberían ser un tema a discusión para el resto de la humanidad, creo que uno tiene total y completo derecho de hacer de su culo un papalote, pero ahí viene de nuevo la disyuntiva. Puedo hacer lo que mejor me plazca con mi tiempo, mi espacio, mi corazón, mi cuerpo... pero hablar de ello expone a la otra persona. Entonces, ¿se puede o no se puede?

Si fuera completamente honesta conmigo, me diría probablemente que tiene razón el niño Valencia cuando me dijo que estoy enferma de la garganta porque hay algo que no he dicho. Apelando a mi abuela interna creo que tiene razón, que sí existen millones de cosas que me he guardado sólo por el hecho de no herir susceptibilidades de nadie y no precisamente por el hecho de yo ubicarme en el puesto de beata del año, si no sólo por llevar la fiesta en paz. Al final creo que soy una persona bastante autentica, quien me conoce sabe que no soy alguien que se esfuerce demasiado por caer bien o busque las palabras adecuadas para pertenecer. Después de todo cuando tratas de más, termina cediendo esa parte que está reprimida y un día decide exponerse de las formas más terribles que yo he visto.

Podría dar vueltas todo el día a esta pregunta que honestamente me ha torturado bastante estos días de pérdida de razón. Pero la única conclusión a la que he llegado es que no se trata de decir o no por completo y sin tapujos lo que quisiera. Ser irreverente no te da derecho a lastimar o incomodar a nadie, sea querido o no. La libertad para mi va más allá mis opiniones, de mi forma de concebir el mundo y quienes lo habitan. Aseverar un "estás bien" o "estás mal" es un juicio que sólo me concierne a mi. Exhibir a las personas a las que están cerca de mi no me empodera más, quizá mi blog tendría éxito, pero me traicionaría a mi y lo que toda a vida he peleado y defendido para mi vida: que nadie se meta en mis asuntos. 

Así pues, no es falta de valor que este blog no sea un chismógrafo y no sea tan crudo como podría ser, es simplemente que así soy. Si alguna vez me notan contenida, no hay qué dar vueltas. Así soy. Y no hay nada ni nadie que consiguiera hacerme actuar de forma distinta. Esa necedad que me caracteriza, me obliga a ser yo y preferir pasar otro día recluida en mi casa por enfermedad que tener mucho material para escribir. Así que de cierto modo sí me estoy desnudando ante ustedes, todos los matices por los que he pasado al escribir me definen. Ésta también soy yo.

Buenas noches, 
Nuria

martes, 4 de noviembre de 2014

"Pero mamá yo no quiero crecer..."

Pues resulta que estoy enferma. Tengo una enfermedad muy sensual de garganta que hace que cada que trague saliva me acuerde de todos mis pecados y me arrepienta poco a poco de ellos. Enfermedad en la que además, no puedo convivir con Emilia y de preferencia de lejos con el resto del mundo. Por lo que heme recluida en mi casa por lo menos dos días de reposo y 7 sin ejercicio y de besar a alguien no hablamos. 

Lo cual me lleva a dos puntos importantes. 1: Uno no debería ir al médico sin su mamá, porque la realidad es que no importa cuántos años tenga, siempre me va a hacer falta mi mamá para que la inyección súper ardiente magicamente baje su intensidad de dolor y con un: "estás bien bebé?" todo desaparezca. (Sí, a mis 28 años mi mamá me dice bebé y me manda aguacates y mixiotes los domingos después de verla y qué?).

Y el siguiente punto es: que joda es crecer. Es un hecho que tiene sus deliciosas y maravillosas ventajas ser un adulto, verte realizando cosas, alcanzando metas, pero qué pasa con la otra parte que la ves hasta que ya tienes el muslo atascado de lodo y ya no hay vuelta atrás? 

Alguna vez tuve un novio que tenía síndrome de Peter Pan, cada que iba a cumplir años colapsaba. Se negaba a crecer y a salirse de casa de sus papás, no quería jamás tener que ir a trabajar. A mi me causaba shock porque yo moría de ganas de hacer todas esas cosas que me parecían lo mas libre del mundo. Inocente paloma, jamás consideré que volverme adulto también representaba una cantidad ridícula de responsabilidades que sólo logran que el sueño sea más ligero.

Por ejemplo, recuerdo mucho que cuando me salí de casa de mis papás, el papá de Emilia y yo nos quejabamos mucho de porqué los duendes que hacían todo en casa de nuestros papás, dónde está de más decir que evidentemente nosotros no movíamos un solo dedo, no nos habían seguido hasta nuestro nuevo recinto. Dígase lavar ropa, planchar camisas (aunque confieso eso fue intento de no más de una ocasión), ir al super, tender camas, recoger la toalla de cuando te metes a bañar, etc, etc; todas esas cosas que cuando vives con tus papás das por hecho que suceden. O que de forma inexplicable siempre siempre hay fruta o jamón, o queso. Y qué pasa? te vas a vivir sólo y se acaba el jamón, la toalla puede vivir años donde la dejaste, los calcetines desaparecen, la basura se tiene que sacar, los uniformes de la niña deben estar limpios, los pasadores no regresan al cajón de los cepillos... En fin una serie de cosas que el día de hoy me tienen en completo odio a mi edad.

Por qué estoy en modo hater hoy? porque ayer leí un post en facebook que me hizo reir mucho, sobre hacer "que- hacer" escuchando a Selena. Y he de confesar que yo recojo cantando y bailando y "bidi bidi bom bom" es un rolón del chaching, si al final del día no hay otra opción y se tiene que limpiar, no hay otro camino que no sea con ritmo; y aunque gracias a dios hay alguien que me ayuda a hacer tareas pesadas, la cama no se tiende sola, el acomodo del super que aborrezco hacer tampoco magicamente sucede, el papel de baño no se coloca por si solo en el tubo, los zapatos no vuelven a su closet, etc. Y de pronto me di cuenta que las desventajas de crecer son nefastas. Sí, puedo llegar a la hora que quiera a mi casa, incluso no hacerlo si se me antoja; sí, puedo no tener nada en el refri más que noche buenas y huevo; sí, puedo gastarme todo mi dinero en unos zapatos y una bolsa; sí, tengo mucha libertad; sí, puedo ir por la vida en ropa interior aunque me vean los vecinos si me da la gana; sí, puedo comprar la marca que yo quiera de jamón; sí, puedo tener pingüinos y gansitos congelados en mi refri. Sí puedo, pero también odio llegar a mi casa y no tener con quien quejarme del frío, odio comer o cenar sola, odio estar enferma y que mi mamá no me traiga un té que cura todo y me haga un pan tostado con philadelphia y mermelada que hasta la fecha juro que tiene poderes curativos, odio ir al super y tener que acomodar todo en su lugar, odio que la cama no esté hecha porque no me da tiempo en la mañana, odio tener que usar calcetines de diferentes colores y que se sorprenda Esteban cuando llegan a ser el par correcto, odio bajar la basura, odio que parece que siempre hay algo que limpiar y sobre todas las cosas odio que mi ropa jamás ha olido ni olerá a suavitel como olía cuando mi mamá me la lavaba.

En fin odio esta maldita mononucleosis y el hecho de tener que haber ido a ver a mi tío sola y después ir al super y por medicinas y arroparme escuchando a Luis Miguel, y aunque parezca que me estoy tirando al piso por drama, no lo hago. Sólo comparto mis nulas ganas de ser un adulto el día de hoy, y ya que las medicinas carísimas ni los pensamientos felices me han hecho volar, trataré de ir a mi lugar feliz. 

Buenas e infecciosas noches.
Nuria




martes, 30 de septiembre de 2014

Mudanza.

Cuatro años de mi vida empacados en cajas, bolsas y maletas, un par de tiliches necesarios y todo en la sala, todo apretujado esperando cambiar de locación. Es impresionante la cantidad de cosas a las que uno se aferra por el simple hecho de no perder un recuerdo, que en mi caso debería tener una mansión para guardar absolutamente todo debido a mi pésima memoria. Cuando en realidad las cosas son simples facilitadores de la vida. Lo difícil es decidir si se empacan, se tiran o se donan los sentimientos que acompañan las cosas. Cuál es la regla para eso? Cómo se separa?  No es el primer portarretratos que se colgó, es lo que representa.

Pues hoy es el último día que estoy en lo que fue mi hogar durante 4 años. Lugar que vio a Emilia crecer, caminar, hablar, gatear, correr, comer; fue víctima de los intentos de Bielski por aprender a hacer del baño (cosa que yo jamás logré), de sus ataques de hambre a mis paredes, de mis intentos por colgar cuadros fallido que sólo conseguí con ayuda del chaparrito. En fin, este departamento me vio a mi también crecer, reír muchísimo, comer no se diga, beber, llorar, confesarme; fue mi cómplice en muchos aspectos. Si mis muebles y paredes hablaran podríamos hacer grandes telenovelas, por eso me voy (y también porque el dueño lo va a vender, pero ello resta dramatismo).

La parte de mi que está melancólica siente un apego muy fuerte por este lugar, pero he de confesar que es una pequeña, muy pequeña parte de mi. Durante todo el proceso de la separación siempre creí que debía salirme del lugar que todo el tiempo torturaba mi mente, muchos días no fui capaz de estar aquí sola, la sensación de encierro y de sentir el corazón apachurrado me seguían a menudo cuando todo estaba muy fresco. Todo era un constante recordatorio de lo que fuimos, de lo que hicimos, de lo que destruimos. Pero como todo, conforme fue pasando el tiempo fui tomándole gusto de más a estar sola, a no tener que compartir mis manías y a disfrutar el silencio, un libro, a no lavarme los dientes por dormir sola, cenar hasta sentir mi panza reventar, incluso ir al baño sin interrupciones (situación que no se presenta a menudo).

Y la otra gran parte de mi sabe que necesito esto, que cerrar ciclos es lo más sano para que los pasos se aligeren al subir. Esta parte de mi que me tiene ansiosa de llegar a un nuevo lugar y decir que es casa de Emilia y mía. Una nueva vista, un nuevo cuarto, todo diferente. Cambio de chip. Nuevas oportunidades.

Sólo espero la nueva casa sea tan generosa como lo fue esta, llena de calidez y mucho amor, eso sí, nunca faltó amor ni risas. Que al final es lo único por lo que de verdad vale la pena vivir. No sé bien que me depare este futuro próximo pero por lo menos hoy me siento en el camino correcto, espero cuando vuelva a estar harta de la mudanza siga con la misma actitud lover con la que me siento a las 10:10 am...   Si es que lo consigo, prometo hacer unos clamatitos de bienvenida, mismos que ofrezco para quien guste ayudar a desempacar porque aaaaaahhh que joda la mudanza. 

Así pues es la última vez que escribo desde mi cuarto, y tengo la vista del bosque de mi media luna. Adiós Boscoso!!

Todo va a estar bien, todo va a estar mejor.

Buenos días.
Nuria.



jueves, 11 de septiembre de 2014

A mis 28.

"... Hoy crucé el temor a la soledad
     y junté el valor para navegar
     todo el ancho mar
     voy a pasar..."

A mis 28 años muchas cosas han cambiado, mi esencia sigue siendo la misma, sigo siendo la misma gordita sonriente que cuando tenia 4 años. La diferencia es que hoy sonrío no por reflejo ni por inocencia, lo hago por agradecimiento, satisfacción, por placer, porque ahora lo hago cuando realmente me nace y lo hago con el corazón.

Que si creo que he madurado de un año para acá, donde mis entradas no me dejarán mentir todo era ira y desolación, no lo creo. Mas bien sé que hoy la perspectiva es diferente. Evidentemente la tormenta dejó de golpear las ventanas y el ruido del viento, si es que llega a azotar, no me molesta más. 

Todo este año he aprendido a explotar mis cualidades, he hecho esfuerzos descomunales por no perder el control, por ser prudente, por dar esfuerzos extra, por no castigarme por decisiones que he tomado, por ser empática con quien no quise serlo, por mantenerme lo más estable posible, por aprender a respetar a los demás, por enseñar a los demás a respetarme, por ser firme, por poner limites sin traicionar lo que yo considero importante, por escuchar consejos y llevarlos a cabo, por reconocer a las demás personas. En fin ha sido un año extremadamente interesante y de millones de aprendizajes.

Por ejemplo ayer me enfrenté a uno de mis más grandes temores. Una paloma de la muerte diría mi amiga Wendy, En cualquier otro momento de mi vida hubiera corrido por el policía de la caseta y le hubiera pedido auxilio, pero tras una hora de lanzarle cosas (incluida una toalla de manos que ahora vive en el techo de mis vecinos de planta baja junto a la sirena de Emilia), ocho mil porras de Panda después, que pasó desde el "hazle una de tus combinaciones" hasta "es un juego mental, no puede más que tu" y finalmente rociarla de protector de zapatos, salió por la ventana. El punto no es haberla derrotado, si no haber conseguido enfrentarla. Detenerme y saber que no hay más opciones, o lo hago o me metía a la cuna de Emilia a rezar porque saliera la desgraciada. Así ha sido mi año, saber que si no hago las cosas por mi, si no las enfrento, si no me levanto de la cama, si no cambio mi actitud nadie lo hará por mi, no importa cuanto se preocupen, cuanto me ayuden, cuanto me alienten, o cuanto estén al pendiente de mi. Yo soy la única con la capacidad de cambiar mi camino, o mínimo si no puedo cambiarlo por lo menos puedo irme cagando de risa mientras me ensucio en el intento.

A mis 28 años soy capaz de reconocer que he tenido avances monumentales como persona, como mamá. Emilia por ejemplo duerme ahora en su cuarto, en la escuela está inmejorablemente bien portada. Sigue siendo una niña tierna y cariñosa y cada vez me sorprende más su capacidad intelectual, a veces me encuentro tratándola como si fuera una adolescente cuando la verdad es que es una bebé, simplemente es extraño tratarla como bebé cuándo me pide pijamas (y la cito textual) de esqueletos de dinosaurios. No tiene ni los 4 años cumplidos y está aprendiendo a jugar ajedrez y gracias a su papá cree que los circles son super cool. No se preocupen, con el tiempo sabrá, gracias a su mamá, que ser salvajemente grupera y destruir las torres que le gusta armar también es digno de presumirse. No sé, ser mamá sigue siendo territorio desconocido, lo único que no pierde nitidez es que sin esa sonrisa y sin esos ojos mi vida no tendría sentido. Y que cada uno de los esfuerzos que hemos hecho su papá y yo aun en contra de nuestros propios impulsos han valido la pena. Emilia está perfecta y todo lo demás queda en segundo plano.

Así que tengo 28 años, y en mi vida no hay un orden definido o un programa de pasos, definitivamente no soy una persona de estructuras, me matan, pero soy capaz de cualquier cosa, desde enfrentar a un país extraño sin conocimiento de la lengua, pasando por ayudar a planear la boda más bonita en la que he estado, hacer planes con quien pensé ya no figuraba en su vida y quien algún día entenderá que siempre estoy descalza, ganar concursos de box, volver a unir lazos con mis amigos de toda la vida, entablar una amistad genuina con el papá de Emilia a pesar de cualquier probabilidad,  disfrutar los domingos con mis papás, de ser honestamente feliz por ver a mi hermana feliz, afianzar mi amistad con quienes entienden cada uno de mis chistes sin explicación, de matar criaturas gigantes cubiertas de pelo y colmillos dispuestas a matarme. En fin, estoy consciente que mi capacidad radica en la seguridad que le inyecto a las decisiones que tomo.  

Y sobre todo a mis 28 años soy feliz, tengo matices de locura como cualquiera, episodios de depresión y ataques de ira dignos de cualquier ser humano que se atreva a llamarse ser humano. Pero soy feliz, estoy en paz, me gusta quien soy, me gusta en lo que me he convertido y me gusta lo que veo en el espejo (a menos que sea un domingo que en realidad es sábado pero el día anterior fue viernes tratado como sábado). Como sea, hoy por fin me caigo bien.

Pues nada, acá sigo y cumpliendo promesa a María aquí seguiré. 

Buenas tardes,

"...Cambio de rumbo 
lejos de acá
fuera del mundo,
cerca del mar."

jueves, 21 de agosto de 2014

Nurinha do Nacimiento. Parte II.


Evidentemente no me iba a atrever a escribir sin haber cumplido mis tres objetivos. Señores ¡lo hice! Broncee mi trasero jamás tocado por el sol, me tomé una cerveza dulce- oscura (una situación rara) en un bar y pasé una tarde con ocho extraños que me divirtieron mucho.

¿Cómo lo hice? "Lo ves... y lo consigues". No, Bul me dice necia, yo creo soy perseverante. La primer experiencia confieso fue liberadora, aunque para serles súper honesta nada fuera del otro mundo. Estas playas son un culto al cuerpo y por tanto sólo fue una gran experiencia para mi, el resto de la playa ni lo notó. Y más porque cometí la puntada de pasar alrededor de una hora en una de las pocas zonas gay, si no es que la única, de tooooda la playa de Río de Janeiro. ¿Cómo?: ¡Fácil! Al tercer día de hacer el mismo recorrido, más o menos ubicas dónde es donde hay más gente y como era un día extremadamente soledado la playa triplicó su audiencia y los monumentos mejor esculpidos estaban ahí, lo siento, que impresión de cuerpos; músculos que sabes tienes, pero jamás notas, pues a ellos se les ve hasta el funcionamiento. Así que decidí no tomar mi libro que dicho sea de paso compré en el aeropuerto y ¿porqué no? es el tercer tomo de una trilogía que evidentemente no he leído, pero bueno, decidí posponer la lectura para evitar llanto con tremendos caballeros y cuando la sed me llamó y me levanté por una cerveza, fue inevitable notar las banderas multicolores y caí en cuenta que obviamente estaba en zona gay. Pffffff era de esperarse que mi blanco trasero al aire no les causó la más mínima emoción. Sin embargo, me sentí en mayor libertad de ignorar los dobleces de panza que se hacen al sentarse en posición de flor de loto y me dispuse a observar y ocasionalmente sonreír a quien por casualidad de ubicación reconocía mi existencia.

Una vez que se ocultó el sol, volví a mi vestimenta turista y tomé un taxi al barrio de Santa Teresa, un lugar precioso, donde algún día viviré. No están para saberlo, pero cuando por casualidad llego a enloquecer, digo que voy a dejar todo y me vendré a vender cocos a Brasil, así que ya saben ahí me pueden encontrar si algún día de verdad cumplo ese arranque. Y post mil hermosas fotografías dije ¡¡¡aquí!!! Aquí me sentare y tomaré una cerveza porque soy un adulto capaz de beber sólo por placer, (que no se confunda con alcoholismo porque ese es otra entrada completamente diferente) para festejar mi casi cumpleaños. Y así rodeada de mucha gente mayor tomé mi vasito y a beber. Un inesperado sabor dulce me tomó por sorpresa, una cosa rara, muy rara, pero lo hice. Y como estamos en modo económico y había desayunado sólo cereal Nesfit evidentemente, tenía un poco de hambre y decidí tomar ventaja de mi espíritu aventurero para probar comida típica brasileña: feijoada, cuyos ingredientes son frijoles y carne de puerco en salazón, arroz, una especie de quelites y farofa (harina de mandioca). Al final una naranja, ¿por qué? no tengo idea, pero así se come. Todo se mezcla y es una bomba literal estomacal. Misma que un día después sigo pagando.

Tras una terrible noche, hoy mi rodilla izquierda se unió al paro con mi estómago y decidí no ir en contra de mi ser y solamente ir a la playa a leer. Grata sorpresa fue que al caminar un trío de argentinos que jugaban con un balón me abordaron para hacerme plática. Un par de tragos de frenet con coca, caipirinhas, cerveza, coco con cachaza y Jack después, me terminé enterando que estaban ahí porque iban a la despedida de soltero de Nicolás que finalmente no se casa porque se separó de su prometida hace un mes y ya no pudieron cancelar el viaje, que el grupo completo incluía a otros cinco individuos y si hablan entre ellos difícilmente se les entiende otra palabra que no sea "boludo" y se conocen desde que iban en primaria, que no hay cocos en Argentina, que para ellos México es sinónimo de tequila, chile y cocaína (pequeño error de nuestro amigo Martin que juró que Pablo Escobar era mexicano), que la situación económica está bastante compleja, que la palabra "coqueto" es imposible de explicar, y que cuando dicen "chupame un huevo" dicen que sólo es uno porque no se habla con la boca llena, y mejor aun que cuando se lo dicen a Jhonny le tienen que decir "chupame EL huevo" porque sólo tiene uno y lo mejor de todo fue que yo por fin hablé mas de 20 minutos con alguien en un idioma que pude entender y reí y reí muchísimo.

Así terminó mi día hoy. Cenando un sandwich de queso panela que mi estómago aun no estaba listo para recibir y sin conocer Río de noche porque me temo la rockstar que vive en mi prefiere bailar "Chandelier" de Sia con mi princesa en la sala de mi casa en lugar de arriesgarme a buscar samba en un lugar donde definitivamente no conocen mi chiflido de salvación.

Siguiente parada: Chile.

Buenas noches.
Nuria.




































martes, 19 de agosto de 2014

Nurinha do Nacimiento. Parte I.

Les tengo un tip por si algún día llegan a caminar por las calles de Río de Janeiro y traen vestido y/o falda: ¡¡NO PASEN POR LAS COLADERAS!! ¡¡Que bruto!! Nadie me dijo que avientan aire y yo casual flashée a medio Ipanema. Gracias a dios estaba en modo turista y traía traje de baño de calzonzinho, aunque eso evidentemente no quita la vergüenza de sonreirles roja cual manzana red delicious recién pulida a quienes estaban a mi alrededor.

Evidentemente estoy en Brasil, gracias a mi hermana y mis papás que son una chulada y me patrocinaron cual adolescente soy, tengo la fortuna de evitarme la forrada de libros que el papá de Emilia está sufriendo y estoy en Río buscando a Blue (chiste de papás, lo siento). 

Así pues mi travesía de hoy comenzó con la peor actitud del mundo, el clima no ayudó en nada en mis ganas de levantarme y honestamente jamás me había imaginado sola de vacaciones sin absolutamente nadie con quien reír de las estupideces que se me ocurren, porque obvio vivo sin internet por la calle. De alguna forma con ayuda de mis amigos, a distancia, salí a explorar Brasil, me bañé, y al ritmo de Lupita D'Alessio y (...) no preguntes con quien me desato las ganas suspiro a suspiro, tu no tienes derecho a pedirme un motivo (...) me dirigí a la playa de Leblon. 

Una vez instalada y con arena en zonas donde no debería tener, comencé a leer "Pedro y el Capitán" de Mario Bendetti, (gracias Ale) situación que disfruté en demasía al ser un gran libro... hasta el ensayo de: cómo se habla a solas y el anhelo de tocar la mano de Aurora ... alias Beatriz... de Pedro. Es irreal la forma en la que me hacen llorar los libros, de verdad, tocan fibras en mi que normalmente creo tener controladas. De algún modo logré percibir que tenía audiencia y un adolescente carioca me juzgaba por llorar. Instante siguiente me levanté y caminé y caminé y caminé hasta llegar a Copacabana.

Tengo que reconocer que no hablar el idioma ha sido una barrera importante en este viaje, la idea del diccionario que me propusieron, ahora no me parece tan exagerada (estoy reconociendo públicamente que tienes razón, ¡Feliz Navidad!); cualquiera pensaría que la similitud de vocabulario sería un facilitador en la comunicación. No lo es, los amables brasileños hablan a una velocidad impresionante y su forma de pronunciar es imposible de entender. Bueno de alguna forma he conseguido lo básico indispensable, llámese: cerveza, comida y direcciones. Y así he logrado regresar todas las noches a mi pequeño recinto brasileño.

Y de pronto sin darme cuenta había recorrido lo que a mi me parecieron cinco maratones en una tarde, confieso que no la pasé nada mal pese a mi terrible actitud matutina, y la verdad es que cómo hacerlo cuando estas en un país donde la mayoría de las personas, hombres y mujeres son cual visiones. No exagero, son personas de verdad hermosas y los brasileños una cosa coqueta sin piedad. "Bella meshicana" "Linda menina" fueron algunas de las cosas que hoy me levantaron el autoestima, que no voy a mentir se reduce algo al ver a las muñecas de dos metros en tangas surfeando en la playa de Copacabana, pero mejor nos concentramos en el hecho de qué algún día conseguiremos ese cuerpo de Cameron Díaz en Charlie´s Angels.

Una tapioca deliciosa con coco y lechera y un suco de guava después aquí estoy aun sin tanga brasileña, sin entablar una "amisad" porque tristemente me dieron un teléfono falso como cuando iba en preparatoria y no quería dar mi teléfono real jajaja me la regresaron años después (karma is a bitch) y sin atreverme a tomar una cerveza sola por la noche en algún bar. Me quedan dos días para lograrlo. Tenganme fe, seguro lo consigo.

Es todo por el momento, stay tuned. Estoy segura que Brasil aun me tiene mas osos por compartir en modo #soysola.

Boa noite.
Nuria.

lunes, 18 de agosto de 2014

Box.

"En la vida como en el box, no pierde quien se cae, si no el que no se levanta".

Frase dicha por Esteban, mi entrenador de box, un día como muchos tuve un ataque de depresión y para variar y no perder costumbre, logró levantarme. 

¿Que por qué estoy obsesionada con entrenar? Muchos me han cuestionado la intensidad con la que entreno. Que puedo lastimarme, que mis articulaciones no son fuertes, que tengo un horrendo nudillo nuevo, que me lleno de moretones, que dos horas y media son demasiado. Bueno aquí varias de las razones por las que me gusta: Una de ellas es que por fin encontré algo soy muy buena y me gusta. Definitivamente nunca fui una persona deportista, lo más cercano que he estado fue ser parte de la selección de volleyball en la preparatoria y la verdad es que eramos un pésimo equipo, jamás ganamos nada que no fuera aplausos al final de los partidos de quienes nos llegaban a ver y eso ni nuestros novios nos veían. Como sea, resulta que soy buena para hacer combinaciones, soy rápida y he aprendido rápido a colocar los golpes.

Otra de las razones es porque me da seguridad en el sentido de que hay algo que definitivamente puedo controlar, controlar por completo, no me refiero al deporte en sí, porque aun me falta mucho. Hablo de controlar mis asistencias a los entrenamientos, puedo controlar mi cuerpo, mi respiración, la forma en la que me paro y abro compás para no perder el equilibrio, el movimiento de mis brazos, de cintura, espalda; incluso controlar el dolor físico que he sentido, el cansancio. Ha sido una actividad que me ha ayudado a sobrellevar momentos en los que no tenía cabeza para nada y sólo me concentraba en ese instante, en escuchar a Esteban y corregir y repetir y repetir y repetir hasta que sale. El ponerle rostro a la gobernadora y contraer músculos para soltar un golpe fuerte, colocado. Porque confieso que la sensación de golpear fuerte no se compara con nada, ni el sonido de la gobernadora con el guante, ni el llegar a los 306 golpes en un minuto, sólo control.

Sin duda alguna porque me gusta ganar, porque me gusta demostrar que puedo, porque soy una persona competitiva y me gusta que me reten, cosa que sucede con frecuencia, y se den cuenta que no me pueden ganar tan fácil, me gusta la sensación de poder que me genera la seguridad que he desarrollado. Me gusta ser la mejor, punto. 

Por vanidad, si fuera pecado mortal seguro sería vanidad, bueno... o ira, ¿lujuria? bueno, el caso es que también lo hago por verme bien, ¿a quién no le gusta verse bien?, quien diga que no le importa eso es porque jamás se ha visto bien, no tiene caso profundizar más.

Porque tengo curiosidad de saber cuáles son mis limites, si de verdad el cuerpo siempre sigue a la mente, o es al revés. Quiero saber hasta dónde puedo llegar.

Y sobre todo porque me debo y le debo a Esteban que hace mucho dejó de ser mi entrenador para ser mi amigo, porque cree en mi más de lo que yo lo hago y ojalá algún día entienda lo mucho que ha hecho por mi, por ayudarme a ponerme en pie; nos debo que el tiempo extra que él me dedica tenga frutos; le debo y me debo dedicación, constancia y disciplina, cualidades que quien me conoce sabe que disto mucho de sobrarme de ellas; nos debo aferrarnos lo suficiente a algo que no nos deje caer y nos permita concentrarnos y volver a creer en nosotros; nos debo no perder una motivación más; nos debo que cada palabra que me ha dicho para empujarme a ser mejor sepa que retumba en mis oídos; nos debo que esas dos horas que entrenamos nos olvidemos de absolutamente todo, abogados, trabajo, escuela, niñas, quincena, el conchas, suegra, prejuicios, y seamos lo mejor que podamos y un poco más. Siempre un poco más.

Por eso me gusta hacer box no importan los moretones o lo mucho que se me hinchen las muñecas. Y aunque probablemente nunca me suba a un ring, imaginarnos en las Vegas con batas de Nuria "la sicaria" Martínez, definitivamente me hace sonreír.

Buenas noches.
Nuria.


sábado, 10 de mayo de 2014

Felicidades, es una niña!

5 de octubre, 2010

Alrededor de las 6:00 a.m.: Comienzo a sentir contracciones, sensación similar a un cólico muy fuerte. Me siento en cama esperando que sólo sea momentáneo. No lo es. Baño. Se rompe la fuente. Maleta. Hospital. En el cuarto tras la revisión del doctor: "Pensé que sólo te íbamos a revisar y mandar de nuevo a dormir, resulta que no, te quedas. Hoy nace Emilia". A partir de ese momento todos los músculos de mi cuerpo se comenzaron a tensar. Recuerdo estar acostada tratando de concentrarme en no sentir los dolores de las contracciones. Me resultó imposible. 

Cerca de las 9:30 a.m.: Cambio de cuarto previo al quirófano, de nuevo el doctor: "Nuria, la niña no se encaja en el canal de parto, podemos esperar 12 horas a que nazca y te ponemos a ti bajo medicamento o te pasamos a quirófano a las 10:00" - Entro a quirófano, y denme drogas ¡ya!.

10:00 a.m.: Acostada en camilla dentro de quirófano viendo el techo blanco y escuchando a varias personas platicar, poniendo música, discutiendo el clima. Mis brazos no dejaban de temblar, la epídural ni siquiera la siento. Estoy mucho más nerviosa de lo que he estado en mi vida. Trato de hablar con el papá de Emilia y me doy cuenta que no soy la única a punto del colapso. Somos unos niños, yo 24, él 25, tratando de hacer el mejor papel posible para que todo suceda sin contratiempos. Siento cómo mueven todo mi cuerpo, comienzo a creer que la anestesia no hizo efecto del todo. Son sólo nervios. 

10:18 a.m.: Siento una especie de vacío y un grito agudo, llanto de molestia. Emilia nace. 2830 gr, 49.5 cm 9-10 APGAR, 20 dedos, 1 cabeza, fuertes pulmones, 2 manos, 2 brazos, 2 pies, 1 corazón. Ella es como hasta hoy... perfecta. Sólo escucho sus gritos y su papá ya no está sentado a mi lado. Y así de pronto me la acercan, me la pegan al cachete y en ese momento sé que mi vida dejó de ser mía por siempre, ella lo sabe también, hasta ese momento deja de llorar para abrir muy grandes sus ojos turbios y sentir mi presencia. "Así que eras tu quién me pateaba eh". Fue todo, se la llevan. No la vuelvo a ver hasta alrededor de las 17:00 hrs. que me la llevan al cuarto, la cargo por primera vez y es oficial, estoy perdidamente enamorada.

Pánico absoluto fue un sentimiento que me embargó durante la primer semana de vida de Emilia, me era imposible bañarla, cambiarle el pañal, incluso cargarla. Era tan frágil, tan chiquita, tan liviana. Su padre me enseñó a tener confianza, a perderle el miedo. Toda mi vida le estaré agradecida por ello. Llegado el momento de encontrarnos completamente solas en la casa, nos perdimos el temor, nos empezamos a tener confianza y a tener una complicidad que sólo adoptas con aquellos que te conocen y te aman. 

Han pasado 3 años, 7 meses desde ese día. No hay palabras que describan lo que significa para mi ser mamá. Ha sido la mejor y más enriquecedora experiencia que he tenido. No es sólo el hecho de crecer a su lado yo como persona, de verla a ella crecer y convertirse en el empuje que me hace despertar todos los días. Es algo mucho más fuerte, algo que jamás me creí capaz de sentir. No es exageración decir que un simple "buenos días mami" hacen que cada segundo de mi día valga la pena. Emilia es mi vida, ella es mi motivación, es mi alegría, es mi orgullo, es el sentido de mi latir.

No sé si estoy haciendo un buen o mal papel al educarla, al quizá muchas veces consentirla de más. Sólo sé que llegado el momento ella sabrá que hice mi mejor esfuerzo. Que llegó a revolucionar por completo mis días, que mi vida no es ni remotamente cercana a lo que siempre creí que iba a ser. Que cada esfuerzo y decisión que he tomado a partir de su llegada han sido enfocadas en nuestro bienestar. Trabajo, casa, familia, todo para mi tiene un significado y no importa qué tan difícil me haya resultado, siempre todo será por algo mejor para ella y para mi. Ella cambió mi forma de ver la vida, mi forma de reaccionar ante muchas situaciones. Ella me convirtió en una persona más fuerte, pero también más sensible. Más decidida pero también mucho más vulnerable. Más centrada pero con los pies en las nubes cuando se trata de su sonrisa. Más ecuánime y menos impulsiva. 

En fin, hoy no concibo mi realidad sin su vocecita ronca, sin sus ojos inquisitivos, sin su dedito gordo del pie incrustándose en mi pierna, sin sus ataques de besos, sin su inteligencia, sin sus dramas, sin su sonrisa y su forma de decir "chocoprispis", sin sus retos, sin sus abrazos, sin sus caricias, sin su sensibilidad. Verla convertirse en una niña segura, fuerte, inteligente, empática, tierna, cariñosa, independiente hacen que mi percepción de todo lo que me rodea cambie. 

Dicen que los hijos somos resultado de nuestros padres, se equivocan, yo me convertí en quien soy gracias a Emilia. 

Feliz 10 de mayo en especial a la mujer que más admiro en el planeta, a mi mamá, mi modelo de vida y ejemplo de cómo ser una excelente madre. Gracias mami, por cada minuto de tu vida dedicado a mi y a mi hermana. Te amo con cada milímetro de mi ser y por siempre gracias por enseñarme a ser la mejor mamá que Emilia pueda tener. 

Buenas y amorosas noches.
Nuria.

jueves, 1 de mayo de 2014

Carta a mi.

Estimada Nuria,
 
 
Ojalá tuviera algo que decirte para reconfortarte ahora que últimamente has estado muy necesitada de afecto. No mentiré, no lo tengo, quizá sólo que tienes que aprender a ser más paciente, el tiempo si bien no cura todo por lo menos ayuda a entender porqué las cosas pasan. Paciente con las personas, paciente con tu hija, paciente contigo misma. Es todo lo que puedo ofrecerte como consejo en este momento.
 
He visto tus avances en estos meses, más debo invitarte a que dejes de menospreciarte, deja de hablar mal de ti y de darle poca importancia a las cosas que sí la tienen. Ser vulnerable no es un defecto, al contrario, aprende a reconocer que es lo que te ha hecho más humana, más empática, menos fría. Estar tan en contacto con tus emociones es lo que te ha permitido no perder la razón. La gente a tu alrededor te quiere por quien eres, incluso cuando lloras leyendo en Sanborns. No es malo de vez en cuando decir "te necesito", "quiero un abrazo"; ser más, o menos "ruda" no te da ventaja sobre los demás, simplemente te define. 
 
Aprende a reconocer la fortaleza que hay dentro de ti, me canso de escuchar que no puedes, que es muy difícil, que no tienes suficiente tiempo, aprende a valorarte, a sonreírte en el espejo, no lo haces con frecuencia y es posible que con el tiempo si tu lo dejas de hacer la gente deje de hacerlo por ti.
 
No dejes de arreglarte, de usar tacones, maquillarte y de sumir la panza al caminar o sentarte (ambas sabemos que es un reflejo involuntario desde que tienes uso de razón) para ti es importante cómo te ves y si ello te genera seguridad de algún modo, date el tiempo necesario para ello. No importa qué tan mal te sientas, no importa si la persona que esperabas lo notara no lo hace, haz las cosas por y para ti, todo empieza desde adentro y se termina reflejando afuera, no lo pierdas de vista nunca. No dejes el box, por fin después de 28 años encontraste un deporte que te hace feliz, para el que eres buena y que dicho sea de paso te mantiene en forma lo suficiente para seguir comiendo tacos de tripa.
 
Y sobre todo deja de frustrar tus intentos de felicidad, no le tengas miedo a ser feliz, no pongas barreras ni bloquees a la gente que intenta sacarte una sonrisa. ¿Qué tan duro puede ser el golpe como para que no valga la pena si quiera intentarlo? Tus egoístas acciones han lastimado a las suficientes personas como para que dejes de usar de excusa lo que pasa en tu vida y simplemente les permitas entrar, ayudarte, estar. Metete en la cabeza que cuando la gente te dice algo o te ofrece ayuda no te está tratando de controlar, simplemente se preocupa por tu trasero. Deja de estar a la defensiva, vuelve a ser tu, enamórate, entrégate, quiérete. Deja que te enamoren, que te quieran, que te cuiden, que te apapachen. Al final de eso se trata todo: de disfrutar más y sufrir menos.
 
No sé qué vaya a suceder con nosotras pero te juro que todo va a estar bien. Tranquila.
 
Buenas noches,
Nuria.
 

martes, 22 de abril de 2014

Volví.

Hoy quiero hacerles dos invitaciones: la primera consiste en dejar de leerme si les parece ofensivo y/o agresivo mi manera de contarles qué pasa en mi vida, permítanme explicarles el por qué: en un acto de "prudencia" de mi parte dejé de escribir por tratar de no afectar a nadie en el proceso de mi divorcio. Sí, MI divorcio. Bueno el día de hoy con mucho orgullo puedo decir que las únicas tres personas involucradas en este asunto estamos en paz, y justo en esa línea de respeto me voy a mantener, de tal manera que lo único que pido a cambio es lo mismo. No espero comprendan mis motivos, no espero se pongan en mi lugar, este es un espacio abierto y como tal los invito a mantener abierta la mente, si es que deciden seguir leyendo.
 
Y la segunda es: no crean todo lo que leen en las redes sociales, un perfil de Facebook, una cuenta en twitter, incluso un blog, está cien por ciento sentenciado a ser visto, leído, procesado, llámenle como quieran a la percepción del receptor, no del emisor. Lo cual puede o no cambiar por completo la perspectiva de quien trata de transmitir el mensaje. Nunca pierdan de vista eso, al prestarte a abrir cualquier perfil en la red te prestas a ser juzgado, es cierto, y más si como yo deciden exponer de esta manera sus emociones, pero también al volverte juez no puedes ignorar que cualquier enunciado o incluso una fotografía va a depender de la manera en que tú estás decidiendo verlo. Los seres humanos somos tan complejos que es imposible asumir que la forma de percibir mi entorno sea la misma que la de cualquier otro.
 
Quizá parezca extraño que cuando la tendencia de mis entradas haya ido siempre encaminada a cómo me siento, a cómo he pasado por esto, la verdad es que no lo es. Si algo he aprendido es a defender mi punto de vista, y no ha habido una sola palabra que hay en este blog que no sea mi manera de procesar todas estas emociones. No estoy enojada, no estoy agresiva, no estoy a la defensiva. Ésta soy yo, y soy la que se pinta la boca para sentir seguridad, y soy la mamá que daría su vida por la felicidad de mi hija, y soy la que siente frío, y soy la que ríe, llora, se enoja, se frustra, ama, odia, habla, escucha, y soy la que hoy les pide respeto y tolerancia, mismo que yo siempre estoy dispuesta a dar.  
 
Es todo, volví.
 
 
Buenas noches,
Nuria

miércoles, 29 de enero de 2014

Ráfagas de frío.

Manejando camino a casa, me pregunté si es que el motivo por el que decidí parar un tiempo de expresarme de esta manera, era razón suficiente. La conclusión fue: no; no es parte de mi naturaleza moverme por la inercia del compromiso, dejar que algo me afecte tanto como para ir en contra de lo que creo. Quizá sólo soy necia. Al final de cuentas aquí estoy de nuevo, con la necesidad de plasmar cosas que mi boca no sabe articular pero mis dedos logran de alguna manera transmitir.

Aun tengo frio, no del tipo que se quita con una cobija o estando bajo el sol. Es un frio que va y viene, que si bien no es paralizante y me permite sonreír de verdad, también comienza a ser una sensación constante, que parece no querer irse del todo. Paciencia. Tiempo. Eventualmente dejará de representar un problema.

Me gusta la idea romántica del destino, creer que las personas aparecen y desaparecen con algún fin en la vida. Que hay un camino marcado para cada persona lleno de propósitos que en algún momento se deberán descubrir. Pero por más seductor que me resulte este concepto, parte de mi prefiere creer que si bien hay un destino, debe tener bifurcaciones y yo soy quien elige cuál camino tomar y de esta manera a terminar de delinear las líneas punteadas. Por primera vez en mi vida creo en la fuerza que hay en mi para tomar decisiones, por primera vez siento como mi corazón y mi cerebro se comunican y aunque jamás coinciden, estamos aprendiendo a escucharnos y a decidir de manera menos visceral, mas consciente. Y ello me genera paz, tranquilidad, estabilidad, que permite disipar poco a poco el frio.

Ver las cosas desde otros ángulos; detenerme, pensar y luego actuar; cambiar la forma en la que normalmente haría algo, comienza a tener resultados. No va a ser un camino fácil ni rápido, pero mientras mis latidos acepten de vez en cuando acelerarse y aprendan también relajarse, creo que todo estará bien y el calor que me empieza a envolver ya no se irá.

Buenas noches.
Nuria